Mateo 16 13 19 Reflexion | Mt 16, 13-19 “Y Ustedes, ¿Quién Dicen Que Soy Yo?” 최근 답변 284개

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En aquel tiempo, cuando llegó Jesús a la región de Cesarea de Filipo, hizo esta pregunta a sus discípulos: \”¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?\” Ellos le respondieron: \”Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros, que Elías; otros, que Jeremías o alguno de los profetas\”.
Luego les preguntó: \”Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?\” Simón Pedro tomó la palabra y le dijo: \”Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo\”. Jesús le dijo entonces: \”¡Dichoso tú, Simón, hijo de Juan, porque esto no te lo ha revelado ningún hombre, sino mi Padre que está en los cielos! Y yo te digo a ti que tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. Los poderes del infierno no prevalecerán sobre ella. Yo te daré las llaves del Reino de los cielos; todo lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo y todo lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo\”.

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Mateo 16:13-19 | Espacio Sagrado

La Palabra de Dios … Ahora te digo yo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará.. Te daré las llaves del …

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Date Published: 5/25/2022

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Evangelio del día – Lectio Divina Mateo 16, 13-19

Ahora te digo yo: tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del reino de los cielos; …

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Source: www.cristonautas.com

Date Published: 10/12/2022

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Mateo 16, 13-19: Tú eres Pedro, y te daré las llaves del Reino …

Y Yo te digo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder de la muerte no prevalecerá contra ella. Yo te daré las llaves …

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Source: boosco.org

Date Published: 7/29/2022

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A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos – Catholic.net

Del santo Evangelio según san Mateo 16, 13-19 … Así queda descrito con imágenes muy plásticas lo que la reflexión sucesiva calificará con …

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Source: es.catholic.net

Date Published: 11/25/2022

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Comentario del San Mateo 16:13-20 – Working Preacher

Matthew 16:19 … enmarcará uno de los diálogos más importantes del evangelio de Mateo. … 13 y 15, debería estar el eje de nuestro sermón.

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Source: www.workingpreacher.org

Date Published: 6/12/2021

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¿QUIEN SOY? – Mateo 16:13-19 – Carmen Camino

Mateo 16:13-19. ¿Han notado como los libros y la televisión presentan cualquier cantad de eas chocantes acerca de Jesucristo, muchas de las cuales no …

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Source: carmencamino.com

Date Published: 4/23/2021

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Evangelio según San Mateo 16,13-19. – RM Joven

Y ahora yo te digo: Tú eres Pedro (o sea Piedra), y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia; los poderes de la muerte jamás la podrán vencer. Yo …

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Source: radiomaria.org.ar

Date Published: 10/22/2022

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Mateo 16,13-19 – te daré las llaves del Reino

Mateo 16,13-19 – te daré las llaves del Reino … Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos: lo que ates en la tierra quedará atado en el …

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Source: www.roguemos.org

Date Published: 2/4/2021

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Mateo 16, 13-19 Solo Jesús edifica la Iglesia

Mateo 16, 13-19. La profesión de fe de Pedro. Ustedes, ¿quién dicen que soy yo? Al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: …

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Source: donbosco.org.ar

Date Published: 8/4/2021

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Mt 16, 13-19 “Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?”
Mt 16, 13-19 “Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?”

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  • Author: Everardo Cázares Acosta
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  • Date Published: 2018. 2. 21.
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¿Qué me dice el texto biblico mateo 16 13 19?

19 Y a ti te daré las allaves del breino de los cielos, y todo lo que cates en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desates en la tierra será desatado en los cielos. 20 Entonces mandó a sus discípulos que a nadie dijesen que él era Jesús el Cristo.

¿Qué reflexión nos deja Mateo 5 del 13 al 16?

5, 13-16) Qué dicha la nuestra, la de ser considerados por el Maestro sal de la tierra y luz del mundo. Cuánta responsabilidad deposita en nuestra vida, porque Jesús no dice “tienen que ser”, sino “son”.

¿Qué dice Jesús sobre los niños en Mateo 19 13 14?

Jesús, para curarles su fiebre de grandeza, y ante el afán de ellos por callar a los niños para que le dejaran hablar, los increpó diciéndoles: Dejad a los niños que vengan a mí.

¿Quién dice la gente que soy yo reflexión?

+ Del evangelio según san Marcos (8, 27-33)

Por el camino les hizo esta pregunta: “¿Quién dice la gente que soy yo?” Ellos le contestaron: “Algunos dicen que eres Juan el Bautista; otros, que Elías; y otros, que alguno de los profetas”.

¿Qué quiere decir sobre está roca edificaré mi Iglesia?

Pedro representa la referencia permanente a Cristo, la roca, la unidad de los cristianos, el primer Obispo de Roma (primer Papa). Pablo representa la fuerza interna, la esencial apertura de la Iglesia más allá de sí misma y la fidelidad al Espíritu.

¿Qué quiere decir Jesús cuando le dice a Pedro apacienta mis ovejas?

Le dice: “Apacienta mis ovejas”. Es decir, que no le recomienda la prácticas ascéticas tan difundidas, en sus tiempos, sino que confía a su amigo que le ama y al que Él ama lo que le es más precioso, las almas humanas.

¿Cuando la sal se vuelve insípida?

Textos. En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Ustedes son la sal de la tierra. Si la sal se vuelve insípida, ¿con qué se le devolverá el sabor? Ya no sirve para nada y se tira a la calle para que la pise la gente.

¿Cómo orar con sal?

Concédenos la gracia, Señor, de ser allí donde estemos, tu SAL y tu LUZ, para que viendo nuestras obras, los demás puedan dar gloria a nuestro Padre Dios del cielo, tu abba querido.

¿Cuál es el significado de la sal en la Biblia?

La Biblia dice que la Sal es, el condimento más conocido y necesario para la alimentación humana era abundante en Israel, especialmente en la zona del mar muerto. La primera mención que se hace de la SAL, es la estatua de la mujer de Lot (Génesis 19:26).

¿Qué quiere decir Dejad que los niños vengan a mí?

Al parecer, a los discípulos de Jesús no les gustaban mucho los niños. Por ello, según relata Mateo el evangelista, cuando algunos de ellos se le acercaron, aquellos trataron de impedirlo, pero Jesús les dijo: “Dejad que los niños vengan a mí, porque de los que son como ellos es el reino de los cielos”.

¿Cómo ser como un niño?

“…si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. “Así que, cualquiera que se humille como este niño, ése es el mayor en el reino de los cielos” (Mateo 18:3–4).

¿Cómo Bendecia Jesús a los niños?

Jesús no estaba demasiado ocupado; dijo a Sus discípulos que dejaran que los niños vinieran a Él, y dijo que el reino de los cielos pertenece a las personas que son como niños pequeños. Jesús ama a todos los niños. No importa quién seas, qué aspecto tengas, o dónde vivas.

¿Qué significa la palabra yo SOY EL QUE SOY?

El Nombre divino «Yo soy» o «Él es» expresa la fidelidad de Dios que, a pesar de la infidelidad del pecado de los hombres y del castigo que merece, «mantiene su amor por mil generaciones» (Ex 34,7). Dios revela que es «rico en misericordia» (Ef 2,4) llegando hasta dar su propio Hijo.

¿Quién crees que soy yo?

En el “Evangelio de hoy”, Jesús pregunta a los discípulos quién dice la gente que es Él, y ellos contestan que Elías, o uno de los profetas, o Juan el Bautista. Y después de escuchar sus respuestas, les pregunta directamente qué piensan ellos: “Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?”.

¿Como Dios nos da la vida?

La vida es un lugar de prueba para nosotros

Dios nos envió a la tierra para aprender y crecer por medio de experiencias agradables y también dolorosas. Él nos permite elegir entre el bien y el mal y nos deja decidir si serviremos a otros o si nos enfocaremos en nosotros mismos.

¿Qué promesa y misión le da Jesús a Pedro?

En Mateo 16:18, Jesús continúa: Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos.

¿Dónde confiesa Simón Pedro que Jesús es el Mesías el Hijo de Dios vivo y Jesús lo pone al frente de su iglesia?

Entonces ordenó severamente a sus discípulos que no dijeran a nadie que Él era el Mesías” (Mt 16,13-20). El texto de Mateo donde estamos relatando la confesión de Pedro, “Tú eres el Mesías, el hijo de Dios vivo” (v. 16).

¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?

Lectura del santo evangelio según san Mateo 16, 13-19

En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: «¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?». Ellos contestaron: «Unos que Juan el Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas».

¿Que nos enseña la vida de San Pedro?

Es solo tener el corazón abierto y dispuesto como el de Simón (Cefas). No importa si somos de perfil duro, o cabezones, o no entendemos mucho, incluso no importa si hemos fallado o le hemos negado, ya ves cómo era Pedro, y a pesar de todo, Jesús confió plenamente en él.

Espacio Sagrado

En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo Jesús preguntó a sus discípulos: “¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?” Ellos contestaron: “Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas.” Él les preguntó: “Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?” Simón Pedro tomó la palabra y dijo: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.” Jesús le respondió: “¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo. Ahora te digo yo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará.. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo.”

Evangelio del día – Lectio Divina Mateo 16, 13-19

Lectio Divina por Jesús Roel Carrillo de México

Invocación al Espíritu Santo

Espíritu Santo, Tu que me aclaras todo, que iluminas todos los caminos para que yo alcance mi ideal. Tu que me das el don Divino de perdonar y olvidar el mal que me hacen y que en todos los instantes de mi vida estas conmigo. Quiero en este corto diálogo agradecerte por todo y confirmar que nunca quiero separarme de Ti, por mayor que sea la ilusión material. Deseo estar contigo y todos mis seres queridos en la gloria perpetua. Gracias por tu misericordia para conmigo y los míos. Gracias Dios mio. Amén

Lectura ¿Qué dice el texto?

Lectura del santo evangelio según san Mateo (16,13-19):

En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: «¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?»

Ellos contestaron: «Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas.»

Él les preguntó: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?»

Simón Pedro tomó la palabra y dijo: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.»

Jesús le respondió: «¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás! porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo. Ahora te digo yo: tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo.»

Palabra del Señor

Hoy celebramos la fiesta de San Pedro y San Pablo dos hombres de temperamento muy distinto pero que tienen muchas cosas en común. En primer lugar, Jesús a los dos les cambió la vida. Sus vidas se dividen en antes y después de encontrar y conocer a Jesús. Pedro, cuando algunos seguidores de Jesús le abandonan porque consideran que sus palabras son duras, se dirige a Jesús para quedarse con él: “¿A quién iríamos? Tú solo tienes palabras de vida eterna”. Parecidas palabras pronuncia San Pablo: “Para mí, la vida es Cristo”. Ambos experimentaron que Jesús era un persona especial, tan especial que además de ser hombre era Dios. Merecía la pena seguirle. Es lo que confiesa San Pedro en el evangelio de hoy. Ante la pregunta de Jesús: “Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?”. Pedro responde: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”.

En segundo lugar, desde el encuentro con Jesús, todo en sus vidas tiene relación con Él. Su amplia actividad para extender el evangelio, todas sus prisiones, todos sus desvelos, todas sus alegrías, todo… tienen una única fuente: Cristo Jesús.

Así lo reconoce Pablo, ante toda su ingente tarea predicadora: “Todo lo puedo en aquel que me conforta… no he sido yo, sino la gracia de Dios en mí”.

Una tercera característica que tienen en común: En su fuerte decisión de seguir a Cristo, su único Maestro y Señor, continuaron siendo hombres y los dos experimentaron la debilidad humana. Pedro, en los momentos comprometidos de la pasión, negó a Jesús descaradamente tres veces: “No conozco a ese hombre”. Pablo, también reconoce que, de vez en cuando, “aquello que no quiero eso hago”. Pero, en la parte positiva, por encima de sus debilidades, ambos se vieron inundados por el amor de Cristo que les mantuvo en su seguimiento hasta el final.

En el fondo y en la superficie, estos rasgos comunes de Pedro y Pablo son los mismos que los de todo cristiano. Por eso, cualquiera de nosotros les podemos robar sus palabras porque son también las nuestras: “Tú lo sabes todo, tú sabes que te quiero… Tú solo tienes palabras de vida eterna… Para mí la vida es Cristo… Sé de quién me he fiado”.

En esta fiesta de San Pedro y San Pablo, columnas de la iglesia, conviene recordar que la iglesia, la comunidad de seguidores de Jesús, siempre hombres y no dioses, a pesar de los fallos de sus miembros nunca va a desaparecer. Seguirá hasta el final de los tiempos. Así se lo prometió Jesús a Pedro: “Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi iglesia, y el poder del infierno no la derrotará, no prevalecerá contra ella”.

Meditación ¿Qué me dice el texto?

Hoy la palabra de Dios me invita a reflexionar y preguntarme nosotros ¿Quién creemos que es Jesus? ¿Acaso es alguien más en nuestra vida? O realmente creemos que es el hijo de Dios.

¡Jesucristo fundó realmente su Iglesia y colocó a Pedro y a sus sucesores como piedra angular de la misma!: “Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo.»¡Esto es lo que da fuerza y solidez a nuestra fe, y por eso nos proclamamos, con santo orgullo, “católicos, apostólicos y romanos”!

Este es un punto fundamental que, tristemente, niegan los hermanos separados, que se autodenominan “cristianos”– y que, dicho claramente– han abandonado la fe católica para pasarse a las diversas denominaciones protestantes.

En el Papa los católicos tenemos un punto firme y seguro de nuestra fe porque Jesucristo quiso edificar su Iglesia sobre Pedro y sus sucesores.

Por eso la lectura me invita a seguir en el camino de nuestra iglesia defendiendo y viviendo nuestra fe católica siendo obedientes al papa y nuestros obispos y sacerdotes.

Oración

Gracias, Dios mío, porque hoy también me preguntas a mí: ¿Y tú qué piensas de mí? No caben respuestas teóricas. Yo soy sincero al decirte que me siento pobre, pequeño, limitado; pero también creo ser sincero cuando afirmo que Tú Señor, eres mi pan y mi vino; mi aire y mi sol; mi suelo y mi cielo. Sin Ti yo no soy nada; sin Ti me siento perdido.

Contemplación

Para el momento de la contemplación sería bueno tomar las palabras de San Pedro y que siempre debemos de tomar en cuenta cuando hablemos de Jesús: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.»

Acción

Para el momento de la acción me gustaría que cada uno hoy en la fiesta de San Pedro y San Pablo ofrezca su eucaristía por todos aquellos hermanos que decidieron cambiarse de religión para que de verdad reconozcan cómo San Pedro a Jesús como el verdadero Hijo de Dios.

Mateo 16

Jesús previene contra la doctrina de los fariseos y de los saduceos — Pedro testifica que Jesús es el Cristo y se le prometen las llaves del reino — Jesús predice Su propia muerte y Su resurrección.

1 Y se acercaron los fariseos y los saduceos para tentarle, y le pidieron que les mostrase una señal del acielo.

2 Mas él, respondiendo, les dijo: Cuando cae la tarde, decís: Hará buen tiempo, porque el cielo tiene arreboles.

3 Y por la mañana: Hoy habrá tempestad, porque tiene arreboles el cielo y está nublado. ¡Hipócritas!, que sabéis discernir el aspecto del cielo, ¿pero las aseñales de los tiempos no podéis discernir?

4 La generación mala y aadúltera busca señal, pero señal no le será dada, sino la bseñal del profeta Jonás. Y dejándolos, se fue.

5 Y llegaron sus discípulos al otro lado, pero se habían olvidado de llevar pan.

6 Y Jesús les dijo: Mirad, y guardaos de la alevadura de los fariseos y de los saduceos.

7 Y ellos pensaban dentro de sí, diciendo: Esto dice porque no trajimos pan.

8 aY entendiéndolo Jesús, les dijo: ¿Por qué pensáis dentro de vosotros, hombres de poca fe, que no tenéis pan?

9 ¿No entendéis aún, ni os acordáis de los cinco panes entre cinco mil hombres, y cuántas cestas recogisteis?

10 ¿Ni de los siete panes entre cuatro mil, y cuántas cestas recogisteis?

11 ¿Cómo no entendéis que no fue por el pan que os dije que os guardaseis de la levadura de los fariseos y de los saduceos?

12 Entonces entendieron que no les había dicho que se guardasen de la levadura del pan, sino de la adoctrina de los fariseos y de los saduceos.

13 Y al llegar Jesús a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres aque es el Hijo del Hombre?

14 Y ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista; y otros, aElías; y otros, Jeremías o alguno de los profetas.

15 Él les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?

16 Respondió Simón Pedro y dijo: ¡Tú eres el aCristo, el Hijo del Dios viviente!

17 Entonces, respondiendo Jesús, le dijo: Bienaventurado eres, Simón hijo de Jonás, porque no te lo areveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos.

18 Mas yo también te digo que tú eres Pedro, y sobre esta aroca edificaré mi biglesia, y las cpuertas del infierno no prevalecerán contra ella.

19 Y a ti te daré las allaves del breino de los cielos, y todo lo que cates en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desates en la tierra será desatado en los cielos.

20 Entonces mandó a sus discípulos que a nadie dijesen que él era Jesús el Cristo.

21 Desde entonces comenzó Jesús a declarar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén y padecer mucho a manos de los ancianos, y de los principales sacerdotes y de los escribas; y ser muerto, y aresucitar al tercer día.

22 Y Pedro, tomándolo aparte, comenzó a reprenderle, diciendo: Señor, ten compasión de ti mismo. ¡En ninguna manera esto te acontezca!

23 Entonces él, volviéndose, dijo a Pedro: ¡Quítate de delante de mí, Satanás! Me eres tropiezo, porque no entiendes lo que es de Dios, sino lo que es de los hombres.

24 aEntonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su bcruz y csígame.

25 Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá, y todo el que apierda su vida por causa de mí, la hallará.

26 Porque, ¿qué aaprovechará al hombre si ganare todo el bmundo y perdiere su alma? O, ¿qué recompensa dará el hombre por su alma?

27 Porque el aHijo del Hombre vendrá en la bgloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus cobras.

28 De cierto os digo: Hay algunos de los que están aquí que no probarán la amuerte hasta que hayan visto al Hijo del Hombre viniendo en su breino.

USTEDES SON SAL DE LA TIERRA Y LUZ DEL MUNDO (Mt. 5, 13-16)

Qué dicha la nuestra, la de ser considerados por el Maestro sal de la tierra y luz del mundo. Cuánta responsabilidad deposita en nuestra vida, porque Jesús no dice “tienen que ser”, sino “son”. Y lo somos porque hemos entrado a formar parte de su reino y, desde ese momento, nuestra vida se ha de asociar con Él. Sus valores han de ser los nuestros.

Jesús usa tres símbolos para definir nuestra identidad de seguidores suyos. Los tres tienen fuerza descriptiva de lo que es nuestra identidad cristiana.

Somos sal: ésta aparece como un elemento humilde en la condimentación de los alimentos. Se funde en ellos dándoles sabor. Ser auténticamente cristiano conlleva en sí un efecto real en nuestra vida de cada día, vivir desde la fe, la esperanza, el amor; conlleva ser consciente de que la fe que nos ha sido dada, la recibimos para expandirla. Para dar un tono nuevo a nuestra vida. Y esto, no desde el ruido o desde actitudes llamativas. Ser sal es dejar que la acción del espíritu por medio de nuestra acción, discreta, humilde, pero real, se expanda e impregne nuestra labor. Ha de ser como la sal. Su presencia pasa desapercibida; sólo su ausencia es notoria.

Somos luz: gracias a la luz podemos distinguir la realidad que nos rodea. Nos facilita desenvolvernos en ella con facilidad. Ser luz para otros es dejar que los valores de Jesús se manifiesten en nuestra vida y orienten nuestro camino. No caminamos en la noche. Seguimos a alguien que va con nosotros manifestando por dónde debemos seguir. Viviendo así, nos convertimos en luz para los otros. También facilitando a los demás el conocimiento de este Jesús que a nosotros nos motiva. Hay muchos momentos en que esto podemos llevarlo a cabo, desde nuestra relación más cercana, hasta nuestra actitud general ante la vida y los acontecimientos.

Una ciudad sobre un monte: otro símbolo fácil de entender. La ciudad sobre el monte está a la vista de todos. No cabe el ocultamiento. Es una referencia a la verdad y sinceridad que ha de presidir nuestra vida. Ser conscientes de que en todo momento estamos siendo observados. Nuestra vida no puede ocultarse bajo la mentira o la doble cara.

¿Somos realmente conscientes de que nuestra condición de cristianos es como la sal, la luz, la ciudad sobre un monte? Si no nos lo creemos, no podremos vivirlo. ¿Nos esmeramos en purificar nuestra vida para que sea realmente eso que Jesús nos ha dicho que somos? Si no lo cuidamos, la sal se volverá sosa, inservible. La luz se apagará. La ciudad será invisible para todos. No es lo que Jesús espera de ti y de mí.

¿Quién dice la gente que soy yo?

Tiempo Ordinario

Jueves de la VI semana

Textos

+ Del evangelio según san Marcos (8, 27-33)

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se dirigieron a los poblados de Cesarea de Filipo. Por el camino les hizo esta pregunta: “¿Quién dice la gente que soy yo?” Ellos le contestaron: “Algunos dicen que eres Juan el Bautista; otros, que Elías; y otros, que alguno de los profetas”.

Entonces él les preguntó: “Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?” Pedro le respondió: “Tú eres el Mesías”. Y él les ordenó que no se lo dijeran a nadie.

Luego se puso a explicarles que era necesario que el Hijo del hombre padeciera mucho, que fuera rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, que fuera entregado a la muerte y resucitara al tercer día.

Todo esto lo dijo con entera claridad. Entonces Pedro se lo llevó aparte y trataba de disuadirlo. Jesús se volvió, y mirando a sus discípulos, reprendió a Pedro con estas palabras: “¡Apártate de mí, Satanás! Porque tú no juzgas según Dios, sino según los hombres”. Palabra del Señor.

Fondo Musical: P. Martin Alejandro Arceo Álvarez

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¿Quiénes Jesús? Antes o después nos llega a todos el momento de plantearnos esta pregunta. Ahora bien, para responder a ella no es suficiente atenerse a generalidades, a lo que dicen los otros. Ciertamente, la gente dice cosas que tienen ya cierto valor. Dicen que es un profeta; o bien Juan el Bautista, que ha resucitado de entre los muertos, como pensaba Herodes; o bien Elías, el gran profeta cuyo retomo se esperaba para preparar el camino al Mesías; o bien, por último, alguno de los antiguos profetas. Son las mismas respuestas que circulaban antes, que ya eran conocidas, que estaban difundidas, propagadas. Es como si hoy, para responder a la pregunta «¿quién es Jesús?», nos basáramos en lo que dicen los periódicos, las películas, las revistas especializadas: en la práctica, es la respuesta de los medios de comunicación, de la investigación cultural y de la propaganda religiosa.

Todas estas respuestas, ya sean las de los tiempos de Jesús referidas por el evangelio, ya sean las de hoy, transmitidas por los periódicos, la radio, la televisión, se basan en un presupuesto, que es el de la posibilidad de la comparación. Jesús puede ser comparado a Juan el Bautista, a Elías o a cualquier otro profeta, antiguo o moderno. El establecimiento de comparaciones, de parangones entre realidades diferentes, entre identidades diversas, es un medio importante para conocer. Sin embargo, sigue siendo aún una respuesta genérica, impersonal, parcial, a partir de lo que se ha oído decir.

Una vez que sepamos lo que dice la gente sobre Jesús, y tenemos todo el derecho a saberlo, queda por decidir quién es Jesús para mí: «Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?». Aquí ya no nos basta la información de los medios de comunicación, no nos basta nuestra cultura, no nos basta con apropiamos de la opinión de los otros. Nos hace falta un acto de fe que es un salto en lo desconocido, sin otro referente para responder que la propia experiencia. «Tú eres el Mesías», responde Pedro y el Mesías es único, no hay otro, aunque fuera el más grande de los profetas. Pedro, con su respuesta, confiesa que, para él, Jesús es único, es incomparable. Ahora bien, ni él mismo sabe bien lo que dice. Aún no se da cuenta de lo que significa esto para Jesús, y la prueba de ello es que inmediatamente después quiere apartarle de su camino mesiánico.

[1] G. Zevini – P.G. Cabra, Lectio divina para cada día del año. 9., 281-283.

Mateo 16, 13-19: Tú eres Pedro, y te daré las llaves del Reino de los Cielos. La Cátedra de san Pedro – Boosco.org

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+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 16, 13-19

Al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: “¿Qué dice la gente sobre el Hijo del hombre? ¿Quién dicen que es?”.

Ellos le respondieron: “Unos dicen que es Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías o alguno de los profetas”.

“Y ustedes, les preguntó, ¿quién dicen que soy?”.

Tomando la palabra, Simón Pedro respondió: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”.

Y Jesús le dijo: “Feliz de ti, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en el cielo. Y Yo te digo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder de la muerte no prevalecerá contra ella. Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos. Todo lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo”.

Palabra del Señor.

Reflexión

«¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?» Es la pregunta que en el evangelio de hoy Jesús nos dirige. Necesita saber si le hemos entendido, si le reconocemos tal y como es. Porque de Jesús se dicen muchas cosas, se escriben muchos libros y se le interpreta de múltiples maneras. Posiblemente hoy, a pesar de la mayor distancia cronológica, tenemos más conocimiento e información que sus contemporáneos. Pero ¿tenemos la misma adhesión y fe que sus discípulos? Simón reconoce quién es Jesús, y entonces Jesús le revela su identidad. Ojalá podamos decir con el corazón, como dijo Pedro: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.» Es decir, Señor Jesús, tú eres mi vida, mi hermano, mi amado…, mi Señor… yo creo en ti, en tus Palabras de vida eterna… Por eso la fiesta de hoy. De este modo, asentada sobre la roca, la Iglesia crecerá sólidamente.

Oremos hoy por el sucesor de Pedro, el Papa Francisco, para que reciba la fuerza y la inspiración del Espíritu Santo en todo momento y siga guiando la barca que el pescador de Galilea recibió como encargo del propio Cristo.

A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos

Solemnidad de San Pedro y San Pablo. Ellos encontraron la fuerza para llevar a término su misión en la tierra.

Por: Buenaventura Acero | Fuente: Catholic.net

Del santo Evangelio según san Mateo 16, 13-19

Llegado Jesús a la región de Cesarea de Filipo, hizo esta pregunta a sus discípulos: «¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre?» Ellos dijeron: «Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías, otros, que Jeremías o uno de los profetas». Díceles él: «Y vosotros ¿quién decís que soy yo?» Simón Pedro contestó: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo». Replicando Jesús le dijo: «Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque no te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos».

Oración introductoria

Cristo, san Pedro y san Pablo, y muchos otros, dieron su vida porque creían en el amor, en la locura de tu amor que te llevó al extremo de morir en la cruz. Dame la gracia de comprender, en esta oración, que debo buscar vivir, transmitir y ser testigo de ese amor.

Petición

Dios mío, que este tiempo de oración sea una expresión de mi amor.

Meditación del Papa Benedicto XVI

Pedro responde: “Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo”. Acto seguido, Jesús pronuncia la declaración solemne que define, de una vez por todas, el papel de Pedro en la Iglesia: “Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia (…). A ti te daré las llaves del reino de los cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos”. Las tres metáforas que utiliza Jesús son en sí muy claras: Pedro será el cimiento de roca sobre el que se apoyará el edificio de la Iglesia; tendrá las llaves del reino de los cielos para abrir y cerrar a quien le parezca oportuno; por último, podrá atar o desatar, es decir, podrá decidir o prohibir lo que considere necesario para la vida de la Iglesia, que es y sigue siendo de Cristo. Siempre es la Iglesia de Cristo y no de Pedro. Así queda descrito con imágenes muy plásticas lo que la reflexión sucesiva calificará con el término: “primado de jurisdicción”. Benedicto XVI, 7 de junio de 2006.

Reflexión

Cristo pregunta a sus apóstoles: ¿quién dice la gente que soy yo? Pone esta pregunta sólo después de haber llevado a término su misión de enseñar lo que el Padre le ha dicho. Podría decirse que el caso ya está expuesto y ahora llega el momento de pronunciar el juicio. Sin embargo, la gente que ha visto y oído todas las pruebas necesarias para reconocerlo como Mesías, no termina por comprender sus signos. Es como si un velo cubriera sus ojos y les impidiese dar una respuesta segura y convincente: “Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo.”

Para Pedro, al igual que para Pablo tiempo después, Cristo fue un auténtico enigma difícil de descifrar. Por ejemplo, ¿qué pensaría Pedro al ver a su maestro caminando sobre las aguas? O ¿cuáles sentimientos fluirían es su corazón cuando escucha de Cristo “sobre ti edificaré mi Iglesia” y más tarde le dice “apártate de mí Satanás.”

Este misterio sobre Cristo lo comprenderíamos mejor con los ojos de la fe que nos da el Padre. Mientras la fe no sea le oxígeno de nuestra vida, no seremos capaces de reconocer a Cristo como el Mesías. Por esto Cristo le dice a Pedro “dichoso Tú, Pedro, porque esto no te lo ha revelado ningún hombre sino mi Padre que está en el cielo.”

El don de la fe se lo dona el Padre a Pedro no por mérito de Pedro ni por sus cualidades personales -era pescador- sino por su propia bondad Dios. Es el don más precioso, el de reconocer a Dios como Mesías, como la auténtica luz que guiará nuestros pasos hacia la felicidad eterna. Y gracias a la fe Pedro y Pablo encontraron la fuerza para llevar a término su misión en la tierra.

Propósito

Haré una oración especial por el Papa Francisco, pidiendo a Dios lo ilumine y lo fortalezca en su misión.

Diálogo con Cristo

Señor, siendo fiel a la Iglesia, estoy seguro que te soy fiel. Estar en comunión con el Papa es estar en comunión contigo. Por eso hoy te quiero confirmar mi amor y mi deseo de caminar siempre al paso de la Iglesia, sin poner límites a mi servicio ni a mi amor.

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Conoce más acerca del orígen de esta Solemnidad de San Pedro y San Pablo

Comentario del San Mateo 16:13-20

“[W]hatever you loose on earth will be loosed in heaven.” Photo by Miltiadis Fragkidis on Unsplash; licensed under CC0.

¿QUIEN SOY? – Mateo 16:13-19

¿QUIEN SOY? – Mateo 16:13-19

¿Han notado como los libros y la televisión presentan cualquier cantidad de ideas chocantes acerca de Jesucristo, muchas de las cuales no tienen ni ton ni son, ni prueba alguna que las respalde? Las nuevas teorías son increíblemente absurdas, y hasta cómicas, a veces.

Algunas personas claman que Jesús fue un mago que practicaba la ilusión óptica, y el hipnotismo; mientras que otras lo llaman un fanático, un gurú, o un trotamundos. ¿Y se acuerdan del absurdo libro “El Código Da Vinci”? ¡Fue la euforia de hace 15 o 20 años!

Este libro proclama a Jesús, como el esposo de María Magdalena, donde atestigua que la pareja había procreado un linaje secreto para gobernar el mundo. ¡Esta es la ridiculez más grande! Una vez, que la gente rechaza la verdad acerca de Jesús, ¡es increíble lo que puede llegar a creer! ¡Jesucristo es el corazón del cristianismo! ¡El cristianismo es Cristo!

Los eventos registrados en Mateo 16 crean el momento decisivo en el ministerio de Jesucristo. Por primera vez, Jesús menciona a la iglesia y habla abiertamente acerca de Su muerte en la cruz. Él comienza a preparar a los discípulos para Su arresto, crucifixión, y resurrección.

La manera típica de nuestro Señor “de abordar a la gente” era siempre haciendo preguntas, no porque Él necesitaba las respuestas, sino porque es Su manera de hacer “que nos veamos a nosotras mismas” como realmente somos. A decir verdad, los cuatro evangelios registran más de cien preguntas planteadas por Jesús.

Dos de estas preguntas vienen “una tras otra” durante una reunión que Jesús tuvo con Sus discípulos en Cesárea de Filipo, que quedaba a varios kilómetros al norte del mar de Galilea.

La primera pregunta que Jesús les hizo a sus discípulos en Mateo 16:13 es: «¿Quién dice la gente que es el Hijo del Hombre?» Es decir, ¿Qué dicen las encuestas acerca de Él? Después de todo, “muchos hasta hoy en día” toman sus decisiones esperando ver, por dónde está soplando el viento de la opinión pública, antes de tomar una posición decisiva sobre algún asunto.

Tal parece que nuestro mundo de hoy, está más interesado… ¡en lo que la gente dice, que en lo que Dios dice! Después de la primera pregunta, Jesús les hizo una de las preguntas más penetrantes y personales que jamás había hecho: «Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?» ¡Olvídense del consenso público! ¡El interés de Cristo es nuestra convicción personal!

La pregunta es enfática en el lenguaje del Nuevo Testamento. Es decir, pone el énfasis en el pronombre personal, “tú”. Si nosotras hubiéramos estado sentadas en el círculo de los discípulos esa tarde, hubiéramos escuchado a Jesús hacernos una pregunta parecida a esta:

¿Qué hay de ti? Tú y tú solamente… tú y nadie más… tú y solo tú… ¿quién dices que soy yo?» Pedro fue inspirado por el Espíritu Santo. Cuando Jesús les hizo la pregunta, ¿quién dicen que soy yo?» Pedro exclamó la verdad inspirada «¡Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente!» Jesús bendijo a Pedro por esta declaración. ¡Lo llamó bienaventurado!

Pedro se caracterizaba por sus acciones impetuosas, y muchas veces, decía lo que se le venía a la cabeza sin siquiera pensarlo dos veces. Y además, era un palangana terrible … Así que, que no nos sorprenda que fuera Pedro, el que orgullosamente alardeara que aún si todos los discípulos de Cristo lo abandonaran, Jesús todavía podía contar con él.

La impulsividad de Pedro fue puesta en exhibición, cuando le cortó la oreja al sirviente del sumo sacerdote en el jardín de Getsemaní… en la noche que Cristo fue traicionado y arrestado.

La pregunta más importante a la que te enfrentarás en tu vida, es esta misma pregunta: ¿Quién es Jesús? Este es tu momento de escudriñar tu corazón, y de reflexionar acerca de tu vida. ¿Crees realmente que Jesús es el Hijo de Dios?

Si Jesucristo es un extraño para ti, ¡hoy es tu momento de ir a Él! ¡Él quiere ser tu Amigo! Jesús no solo proclama ser el Hijo de Dios, sino que solo Él te puede salvar de la muerte eterna y separación de Dios. ¡Entrégale tu vida a Jesús! ¡Solo Él te puede reconciliar con el Padre!”. Y solo el Espíritu Santo puede hacer que una persona se entregue a Cristo.

Ninguna persona” hoy en día” puede llamar a Jesús “Señor” si no es por el Espíritu Santo. Solo el Espíritu de Dios puede tomar las cosas de Cristo y revelárnosla a nosotras.” Lo más importante que necesitamos comprender acerca de Jesús… ¡ES QUE ÉL ES EL HIJO de DIOS! Su posición como Dios… es lo que le da valor a Su obra de morir por nuestros pecados.

Si Él no hubiera sido Dios, Su muerte no hubiera tenido ningún valor. Hubiera sido como la muerte de cualquier otra persona. Pero como Él es Dios, Su muerte tiene un valor infinito, y puede limpiarnos de todo pecado.

¿Crees eso realmente? Si lo crees es porque Dios te lo ha revelado. Es porque Él te está bendiciendo de la misma forma que Él bendijo a Pedro. ¡La salvación es la obra de Dios… de principio a fin!

18 Y yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia, y las puertas del Hades no podrán vencerla. 19 A ti te daré las llaves del reino de los cielos.

Ha habido muchos mal entendidos acerca de lo que Jesús le dijo a Pedro después de confesar quién era Jesús. Jesús habló acerca de esta “roca” que sería el fundamento en el cual Él construiría Su iglesia. Si la iglesia hubiera sido construida sobre Pedro, definitivamente que no hubiera sobrevivido.

Unos versos más tarde, Jesús estaba llamando a Pedro “Satanás”. Y Pedro, eventualmente, negaría conocer a Jesús. Más bien, Jesús construiría Su iglesia sobre “LA CONFESIÓN QUE HABÍA HECHO PEDRO DE QUIEN ERA JESÚS “. Él estaba haciendo un juego de palabras, usando el nombre de Pedro. El nombre “Pedro” viene de la palabra griega “roca”.

Pero la palabra usada para Pedro aquí es “petros”, que significa “pequeña roca”, mientras que la palabra que Jesús usó para “roca” cuando dijo, sobre esta roca edificaré mi iglesia, es la palabra “petra”, que significa “gran roca”.

La declaración que hizo Pedro fue “la gran roca” sobre la cual la iglesia seria edificada. Y las llaves del reino, a las que Jesús se refería, no significa que es un lugar especial por donde Pedro abriría las puertas del cielo para hacer pasar a los elegidos. ¡NO! ¡El evangelio es la llave del reino!

Por el resto de su vida, Pedro no dejó de declarar que Jesús era el Cristo, el Ungido, el tan esperado Mesías de Israel. ¡Él murió como mártir en una cruz! Pedro les dijo a sus verdugos que él no era digno de ser crucificado de la misma forma como lo había sido su Señor. Así que pidió que lo crucificaran de cabeza.

Pedro dio su vida declarando hasta el fin… ¡Que Jesús era el Cristo, el Hijo del Dios viviente! La declaración de quien es Jesús, y lo que hizo, es lo que abre las puertas del cielo, permitiendo que otros, que creen en Jesús, sean liberados.

¡Ahora bien! ¿Qué es la iglesia? Para alguien que adora a Dios en espíritu y en verdad, la iglesia es mucho más que una institución. La iglesia puede ser muchas cosas… una organización de servicio, un club social, un instituto de enseñanza, una obligación, una afición, o hasta una pasión.

Pero como adoradoras de Jesús, nosotras sabemos que la iglesia es algo más sobrenatural… ¡ES EL CUERPO DE CRISTO! La iglesia es un organismo vivo. Es el cuerpo físico de Cristo en este mundo. Jesús vive en nosotras – no solo individualmente — sino corporativamente. Definitivamente “que un cuerpo de millones de gente” es mucho mejor que un cuerpo de a uno.

En nuestra comunión espiritual… ¡Jesús vive! No solo las enseñanzas de Jesús… ¡sino Jesús! No solo la filosofía de Jesús… ¡sino Jesús!

No solo Su buena voluntad, o Sus buenas obras… ¡sino Jesús! Si, habrá enseñanzas, una visión cristiana del mundo, la buena voluntad y las buenas obras. ¡Pero solo porque Él vive ahí! ¿Te das cuenta de la importancia del Cuerpo de Cristo? ¿Te das cuenta también de la importancia de tu parte en él? Nosotras no vivimos simplemente recordando a un Salvador.

Nuestro Salvador vive activamente en nosotras. © Donde Jesús es el Cristo, amado y honorado… ¡habrá evangelismo! La gente querrá compartir lo que ha descubierto en Cristo. Lo amará tanto, que no dejará de hablar acerca de Él, aprovechando cada oportunidad para compartir a “Aquel” que significa tanto para ella.

La persona que está totalmente dedicada a Jesús, en esta vida y en la eternidad, será aquella que ore, “Jesús, eres Tú… solo Tú. No el ministerio. No el estudio. Nada, ¡sino Tú! Te amo, Señor Jesús, y me comprometo a ti. Tú eres todo para mí”. Esta es mi oración para ustedes. Esta es mi oración para ti. En el nombre de Jesús, Amén.

Evangelio según San Mateo 16,13-19.

Evangelio según San Mateo 16,13-19.

Jesús se fue a la región de Cesarea de Filipo. Estando allí, preguntó a sus discípulos: «Según el parecer de la gente, ¿quién es este Hijo del Hombre?» Respondieron: «Unos dicen que eres Juan el Bautista, otros que eres Elías o Jeremías, o alguno de los profetas.» Jesús les preguntó: «Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?» Pedro contestó: «Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo.» Jesús le replicó: «Feliz eres, Simón Barjona, porque esto no te lo ha revelado la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los Cielos. Y ahora yo te digo: Tú eres Pedro (o sea Piedra), y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia; los poderes de la muerte jamás la podrán vencer. Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos: lo que ates en la tierra quedará atado en el Cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el Cielo.»

Palabra de Dios

Reflexión: P. Fernando Goicochea Sacerdote Salesiano de Don Bosco

Estamos celebrando hoy esta fiesta solemne de San Pedro y San Pablo apóstoles que la Iglesia los pone juntos en esta celebración como las dos columnas de la Iglesia. Sabemos que San Pedro conoció y compartió con Jesús mientras tenía su vida terrena en cambio San Pablo no tuvo ese contacto con Jesús. En este sentido podemos decir que nosotros estamos en la situación de San Pablo, que no lo ha conocido a Jesús en la carne sido después de resucitado, cuando se le presentó. Sin embargo los dos son columnas de la Iglesia, cada uno a su manera representando un modo específico de seguirlo a Jesús.

Pensando un poco en el evangelio de hoy, lo que Pedro contesta a lo que Jesús pregunta: «Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?» Y Pedro hace esta afirmación: «Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo.» ¡Que extraordinaria afirmación en la cual toda la fe de la Iglesia se basa! Esta confesión de fe de Pedro no le viene de sí mismo, no es por su inteligencia ni por su capacidad, diríamos que no es una afirmación que viene del estudio teológico sino que esta afirmación viene porque, como Jesús le dice enseguida, es el Padre que está en los cielos el que se lo reveló.

Fijémosno en esto, hacer una real confesión de fe no depende propiamente de la humanidad, no depende de nuestras capacidades sino que depende de un don de Dios y veamos que en esta confesión de fe de San Padro se basa toda la glesia.

En el orden de la gracia y el crecimiento de la fe todo es don de Dios. San Pablo ha remarcado profundamente esta doctrina “Que nadie se gloríe en la carne, el que lo haga que se gloríe en el Señor.

También nosotros afirmemos cada vez más esta enseñanza de la Iglesia: Lo que somos, somos por gracia de Dios, lo que hayamos avanzado en el camino de la fe es un don que Dios nos ha hecho.

Y por último, de la carta de San Pablo a Timoteo y que es la lectura del día de hoy, “He combatido el buen combate, he terminado mi carrera, he guardado lo que se me ha confiado, he conservado la fe, dice otra traducción.

Que hermoso pensar en los últimos dias de nuestras vidas, que no sabemos cuales serán, poder decir con verdad esta expresión de San Pablo: Combatí el buen combate, terminé mi carrera, conservé la fe!

Oleada Joven

te daré las llaves del Reino

Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos: lo que ates en la tierra quedará atado en el Cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el Cielo.

Texto del evangelio Mt 16,13-19 – te daré las llaves del Reino

13. Jesús se fue a la región de Cesarea de Filipo. Estando allí, preguntó a sus discípulos: «Según el parecer de la gente, ¿quién es este Hijo del Hombre?»

14. Respondieron: «Unos dicen que eres Juan el Bautista, otros que eres Elías o Jeremías, o alguno de los profetas.»

15. Jesús les preguntó: «Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?»

16. Pedro contestó: «Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo.»

17. Jesús le replicó: «Feliz eres, Simón Barjona, porque esto no te lo ha revelado la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los Cielos.

18. Y ahora yo te digo: Tú eres Pedro (o sea Piedra), y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia; los poderes de la muerte jamás la podrán vencer.

19. Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos: lo que ates en la tierra quedará atado en el Cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el Cielo.»

Reflexión: Mt 16,13-19

Si algo cuidamos son las llaves de nuestra casa. Seguramente desde tiempos primitivos, acostumbramos almacenar en ella nuestras subsistencias. Se entiende por lo tanto, que no se las entregaremos jamás a alguien en quien no tengamos absoluta confianza. De otro modo corremos riesgos impredecibles.

Pedro da una respuesta única a Jesús, una respuesta que obviamente no podía haber elaborado solo. Por eso, sin mayor consideración adicional Jesucristo le entrega las llaves del Reino de los Cielos. Las llaves de la casa celestial, de donde salimos y a donde volveremos. ¡Qué duda cabe que Jesucristo le está dando a Pedro una responsabilidad ÚNICA!

¿Quién merece tal confianza? ¿A quién le damos las llaves de nuestra casa? ¿Qué seguridad podemos tener de lo que hay en nuestras casas si alguien más tiene la llave? ¿Qué responsabilidad implica tener la llave de una casa que no es nuestra? Solo puede ser aceptada si tenemos absoluta autoridad.

Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos: lo que ates en la tierra quedará atado en el Cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el Cielo.

¿Qué autoridad le confiere a Pedro Jesús? Pedro recibe toda autoridad sobre el Reino de los Cielos. ¿Cabe tal encargo y responsabilidad? Es como autorizar a un amigo a pintar nuestra casa, a cambiar los muebles, a hacer lo que le venga en gana. ¿A quién le daríamos tal autoridad? Tal vez a nuestro padre, a un hermano, a un amigo. Este es un encargo que solo puede darse a quien merece toda nuestra confianza.

¿Es Pedro digno de tal confianza? Es la respuesta a la pregunta formulada Jesucristo la que le ha dado la certeza de merecerla. ¿Qué ha dicho Pedro que merezca tal juicio del Señor? Ha sido capaz de responder correctamente quién es Jesús. ¿Puede esta respuesta tener semejante valor? A criterio de Jesús sí, a tal extremo que la misma solo puede haber sido inspirada por Dios.

Es esta certeza la que convence a Jesús de entregar a Pedro las llaves del Reino. Solo hay un juego y quien lo tenga, tendrá todo el poder de hacer y deshacer. Jesucristo se lo concede explícitamente a Pedro. Podemos imaginar a Pedro entre pasmado e incrédulo. No llegaría a entender seguramente la magnitud del encargo en aquel momento.

Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos: lo que ates en la tierra quedará atado en el Cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el Cielo.

El mundo entero estaba asombrado con Jesús. Ello lo prueba la cantidad de explicaciones que se daba la gente. ¿Estaban locos? ¿Eran ignorantes? No, simplemente estaban tratando de explicarse los sucesos extraordinarios que habían podido observar. Quedémonos con eso por un momento.

En Jesucristo, no estamos ante una persona común. Todos, de uno u otro modo, le atribuyen caracteres excepcionales, solo comparables a los más grandes. Pero Pedro lanza la explicación que hasta ahora no han sido capaces de reconocer los judíos.

Pedro era judío, sin embargo tanto por todo lo que había visto hacer a Jesús, como por revelación del mismísimo Padre, es capaz de reconocer que Cristo es el Mesías esperado, el Hijo de Dios vivo. Esta es una declaración fundamental, que nosotros debemos reconocer y hacer. Se trata de un dogma de fe básico, sin el cual no hay cristianismo posible, ni salvación.

Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos: lo que ates en la tierra quedará atado en el Cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el Cielo.

Oremos:

Padre Santo, danos la luz y la fe de San Pedro para reconocer en Cristo, Tú Hijo, a Dios mismo y seguirlo con la confianza que un niño sigue a su padre…Te lo pedimos por nuestro Señor Jesucristo, que vive y reina contigo en unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos…Amén.

Roguemos al Señor…

Te lo pedimos Señor.

(Añade tus oraciones por las intenciones que desees, para que todos los que pasemos por aquí tengamos oportunidad de unirnos a tus plegarias)

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